Después de varios años de trabajo entre las diversas asociaciones campesinas y comunitarias integrantes de la Escuela Agroecológica de Promotores Campesinos de Santander y de ver los límites a los cuales han llegado la forma irracional de la tala, la quema, los monocultivos, la ganadería. Decidimos crear un ente que sirviera a la protección y conservación del bosque. A éste lo denominamos Colectivo de Resrvas Campesinas y Comunitarias de Santander, cuyo propósito es motivar y dar cuenta de la importancia de nuestro patrimonio ambiental y cultural.
Es claro para nosotros que las alternativas del Estado colombiano, no da respuestas a las formas como se debe proteger el bosque. Por ello, la recuperación y prácticas ancestrales sobre el manejo de bosques de forma sustentables no deja otra opción que recurrir a los custodios tradicionales que son los campesinos. En esa orientación, hemos decidido que algunos de los términos como “reforestación”, “preservación” “conservación” sean analizados con más detenimiento y de igual manera empezar a utilizar lenguajes que salgan mucho más a los propuestos en programas y proyectos estatales y revisar cuáles acciones venimos impulsando actores sociales en el tema de nuestro patrimonio ambiental y cultural.
Mucho se habla de la incidencia política, pero poco se ve el trabajo titánico que por años han llevado a cabo las comunidades por conservar un bosque y mantener a salvo parte de la flora y de la fauna que merecen existir, pese a los proyectos expansionistas de muchas empresas y del Estado mismo.
Al declarar reservas se busca una salida de manera estratégica en la cual las comunidades rurales se vuelven protagónicas y de manera más grande se logren de mejor manera los objetivos.
El Colectivo de Reservas Campesinas y Comunitarias fortalece la conservación y preservación del patrimonio natural y cultural de Santander y de Colombia.
Cuando adquiere uno de nuestros productos (Café, Chocolate, Vinos, Miel, Productos de maíz, Plantas medicinales. ...etc.), está apoyando familias campesinas que promueven el arraigo a la tierra, el aprecio a las selvas andinas y la defensa del agua y de las semillas.
Creemos que una economía local, justa y solidaria hace posible el “buen vivir”, en un diálogo fraterno entre los habitantes del campo y de la ciudad.